No es que a Córdoba le falten los días calurosos, aunque en Los Villares hasta en verano se puede disfrutar del frescor de La Sierra de Córdoba, pero sí es cierto que en una reciente noche fría, las llamas de la chimenea del centro de recepción del camping y bar restaurante, con todo aún mangas por hombro, nos proporcionaron un especial calor en vísperas de reabrir las instalaciones. Calor… al corazón.
Casi dos décadas después, el fuego volvía a darle alma a un camping con todos esos cables, paquetes y bolsas por medio que tiene una mudanza, y con toda la esperanza e ilusiones que ello significa… son los últimos días antes de abrir nuestras puertas a los visitantes.
Hay que engrasar esa bisagra de una puerta que se resiste, esa repisa que falta, ese pestillo en un aseo… pero también es cierto que ahí están ya montadas las tiendas de la Zona Confort Kampaoh (para llegar, dejar la mochila y directamente disfrutar de la naturaleza y el cielo estrellado junto a los acompañantes en una nueva experiencia de hostelería) los caminos, las tomas eléctricas, los puntos de recogida de residuos… hasta la más pequeña piedrecita de las vías interiores ha sido planificada y pensada para cumplir con eficacia su servicio al usuario sin interferir por ello en el ambiente natural y auténtico del bosque mediterráneo que caracteriza a este camping.
Lo que no quita que Valeriano y Santiago, los dos principales impulsores de este proyecto de Domus Beticae, la empresa cogestora de instalaciones del parque de Los Villares junto a la Junta de Andalucía, se estén ‘deslomando’ en estos días, valga la expresión, para cerrar los últimos detalles de las instalaciones que pronto se abrirán al público. Eso sí, de vez en cuando ya llega un poquito de calor y de alegría al ver materializarse el proyecto. Hace poco, con la chimenea del restaurante del camping. Y pronto, con los muchos amigos que esperamos que nos acompañen, con el calor de sus corazones, en este recinto tan singular de Europa.